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La tapa de siempre

La tapa de siempre
Violeta y el Camino de los 22 Arcanos

domingo, 27 de enero de 2019

Cuando el arte invita a la reflexión: temas existenciales y espirituales en novelas y películas (9)



“Transcendence” 
Lo que puede ocurrir al transferir una conciencia humana a una computadora 

  “Transcendence” es una película de ciencia ficción del año 2014. En el centro de la trama: una pareja de científicos que investigan y experimentan con la “inteligencia artificial” (brillantes, jóvenes y enamorados) y un grupo terrorista que está en contra del avance tecnológico. Durante una conferencia, él (Will, interpretado por Johnny Deep) recibe un disparo por parte de uno de los terroristas y como la bala estaba envenenada con material radioactivo, le quedan apenas unas semanas de vida. Entonces, proyectan lo imposible hasta ese momento:  transferir la  conciencia de él a una super computadora, para que siga viviendo allí. 
   Esto de trasladar una conciencia humana a una computadora, aunque falta mucho aún para eso y todavía no sabemos si será realmente posible alguna vez, ya no pertenece sólo a la ciencia ficción. Hay científicos que están investigándolo y consideran que es una tecnología muy importante que podría prolongar la vida. Algo de lo que se necesita para conseguirlo ya existe o está siendo desarrollado, pero otros aspectos son apenas una posibilidad y muy difíciles de llevar a cabo. 
   El sistema nervioso central de un ser humano tiene más de ochenta billones de neuronas y cada una de esas neuronas está en contacto con miles de otras.  Transferir esa inmensa complejidad (cada neurona es en sí misma algo muy complejo) a una máquina, aunque podamos ya imaginarlo, es extremadamente problemático. Según los expertos, serían necesarios ordenadores mucho más avanzados que los que tenemos hoy, e incluso si eso sucediera en algún momento del futuro, continuaría siendo intrincadísimo transferir una mente.
      El gran obstáculo, el gran problema clave, es que la ciencia (concretamente la neurociencia) no conoce todavía cómo se genera la mente humana, no conoce qué es lo que hace funcionar a la conciencia, qué es lo que hace a un individuo ser como es. O sea, no ha logrado todavía explicar el modo en el cual nuestro cerebro trabaja: cómo, desde ese aparato biológico que es el cerebro, se crea una realidad que incluye recuerdos, pensamientos, sentimientos, fantasías, etc., etc. Esto es todavía un gran enigma, y si bien afirman que son las complejas conexiones de las neuronas las que crean esa realidad (un ser humano pensante y auto consciente), no solamente no saben aún cómo todo eso funciona sino que tampoco han podido demostrar que ese funcionamiento es el creador de lo que somos. Hay incluso, entre los mismos científicos, quienes dicen que la extrema complejidad del cerebro humano no se puede copiar, asegurando que es imposible codificar sentimientos, o facultades como la intuición y otras, propias de un ser humano. 
    En la película, con ayuda de un amigo tan brillante como ellos dos, consiguen que Will sea transferido (primero a varios procesadores cuánticos y luego a Internet) y empiece a vivir, a crear y a expandirse. Y aunque el amigo duda que sea él,  la esposa, hasta  casi el final del film, no duda, y se comporta como su colaboradora eficiente y fiel. 
   La pena con esta película, que presenta un tema interesantísimo, son las concesiones de sus realizadores al espectáculo, por lo cual termina siendo un thriller más, con las violentas y repetidas características del género. Sin embargo, el tema es lo suficientemente interesante como para invitar a la reflexión. 
    La gran pregunta sería:
   ¿Qué es la mente, qué es la conciencia? 
    Porque todas las investigaciones encaminadas a transferir la mente humana a un sistema informático se basan en una visión materialista de la realidad, en la cual la mente es un resultado del cerebro. 
   Pero desde una visión espiritual de la realidad, la mente no es un producto del cerebro, sino que el cerebro es el medio del cual se vale la Mente, la Conciencia, para funcionar en el plano físico. 
   En consecuencia, si el cerebro es apenas el transmisor de una Inteligencia que lo trasciende, y si un ser humano es más que una máquina biológica, es necesario que lo que se vuelque en una computadora sea algo más que los procesos neuronales y la memoria de un ser humano pensante. Sería necesario que el alma también se acomodara en —o se conectara con— el aparato cibernético. 
   Y esto tampoco es en principio imposible. ¿Por qué no? 
    Para respaldar esta idea, voy a recurrir a lo que dice Ken Wilber acerca de las energías sutiles (Toward a comprehensive theory of subtle energies, 2006)
    De acuerdo a las Tradiciones de Sabiduría, el alma es una chispa de Dios que sostiene la existencia individual en el plano de la materia. Y el alma (según Wilber y las Tradiciones) se ubica en la dimensión de las energías sutiles. 
  Y Wilber formula la siguiente hipótesis: 
   Para manifestarse o expresarse, la conciencia más elevada y las energías sutiles necesitan formas materiales de creciente complejidad. Aunque su existencia sea previa a la manifestación en la materia, para manifestarse necesitan alguna clase de cuerpo (o masa-energía) que las sostenga. 
  Y las energías rodean los cuerpos asociados a ellas en forma de campos. Wilber declara que estos campos pueden ser detectados con varios instrumentos, y que conocidos y respetados psíquicos perciben estos campos de energía, que son campos dentro de campos dentro de campos…
   Entonces, para que un alma individual (conciencia con un cuerpo energético sutil), pueda envolver o entrar en los circuitos de una super computadora, se necesitaría un soporte cibernético cuya complejidad igualara a la complejidad de un cuerpo o soporte biológico. Y esto, como vimos líneas más arriba, es la meta de los que investigan en este asunto. Si los científicos lo consiguieran, un alma podría, por ejemplo al desencarnar, volver a encarnar ya no en un cuerpo biológico, sino en un cuerpo de siliconas. 
    Si el alma es pura energía, energía que contiene recuerdos e información, que evoluciona y es eterna (tan eterna como el Espíritu Total del que emerge), esa energía, que se retira del cuerpo cuando éste muere y lo sobrevive, también podría circular por los circuitos de una computadora o conectarse con ese sostén cibernético de algún modo.   

  
       

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