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La tapa de siempre

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Violeta y el Camino de los 22 Arcanos

miércoles, 17 de agosto de 2016

Cuando el arte invita a la reflexión. Temas existenciales y espirituales en novelas y películas. 5.

La película Mar Adentro y el tema del suicidio asistido

   Esta excelente película, dirigida por el talentoso director español Alejandro Amenábar,  se basa en un caso real: el de Ramón Sampedro, un hombre de Galicia, quien después de quedar incapacitado debido a un accidente, estuvo postrado en la cama durante treinta años y luchó durante largo tiempo para que se le permitiera recurrir legalmente al suicidio asistido, sin conseguirlo. La película, que lleva muchos años de estrenada, renovó las polémicas que este delicado tema despierta. 
   El suicidio asistido, que no es lo mismo que la eutanasia, está prohibido en la mayoría de los países del mundo, con excepción de Holanda (un país de avanzada respecto a los derechos individuales) y unos pocos lugares más. Eutanasia, según el Diccionario de la Real Academia, es la acción u omisión que, para evitar sufrimientos a los pacientes desahuciados, acelera la muerte de ellos, con su consentimiento o sin él. Suicidio asistido significa suicidarse con ayuda de otros, pero sin que el peso de la ley caiga sobre los ayudantes. 
   La legislación mundial sobre la salud está avanzando en este tema, permitiendo una creciente libertad por parte de los enfermos. Hay nuevas leyes que garantizan el derecho de los enfermos terminales a rechazar cirugías, o tratamientos médicos y de reanimación que prolongarían sus vidas… y también sus sufrimientos.      
    Pero éste es uno de esos temas sobre los cuales es imposible ponerse de acuerdo, porque depende de la visión del mundo y los valores del que opina. La película de Amenábar apoya claramente la causa de Sampedro (magistralmente interpretado por Javier Bardem),  y el personaje, lo mismo que su inspirador, rechaza todas los esfuerzos de los demás en contra de su deseo de  morir, tanto por parte de miembros de su familia  como de representantes de la iglesia, e incluso de dos mujeres que lo aman, a pesar de su invalidez. Sampedro dejó textos publicados, manifestando que una muerte deseada para liberarse de un dolor irremediable está bien y que cada persona tiene el derecho a disponer de su propia vida. Él quería morir, no soportaba vivir en esas condiciones, pero hay muchas personas discapacitadas que continúan peleando por vivir y que eligen quedarse. 
   Y aunque coincido  en que cada uno puede disponer de su propia vida, comentaré un caso que llamó mucho mi atención y que me llevó a poner en duda este criterio. En Holanda, una mujer muy joven que había estado sometida a abuso sexual desde la infancia y padecía graves problemas psicológicos, pidió la eutanasia… ¡Y le fue concedida! Es el primer caso en el mundo en que se aplica la eutanasia debido a problemas psicológicos y no físicos. Cuando esto se supo, muchas voces se levantaron en contra, diciendo que dada la edad de la enferma se imponía continuar con los intentos que llevaran a su recuperación, asistirla de todos los modos posibles, y no acabar con su vida. Y en este caso no puedo menos que estar de acuerdo. La eutanasia y el suicidio asistido son válidos en los casos irremediables, cuando la persona está condenada a la absoluta incapacidad y a un sufrimiento crecientes. Pero en el caso de una persona joven, cuya psique puede evolucionar, como el caso de esta chica holandesa, me cuesta entender cómo los médicos y la supervisión legal que se aplica en Holanda para estos casos permitieron algo así. 
    Entonces la pregunta inevitable es: ¿cuándo realmente sabemos que la muerte, el deterioro y el sufrimiento son irreversibles?...  No hace demasiados años atrás, los médicos se permitían predecir el tiempo de vida que le quedaba a un paciente con cáncer. Creo que por fortuna ya no lo hacen. Los casos de remisiones espontáneas son numerosos cuando se trata de esta enfermedad, -un verdadero misterio biológico-, y por lo general ya no se considera al cáncer una enfermedad irreversible, sino una enfermedad que puede convertirse en crónica. 
    Por eso, pienso que con el tema de la eutanasia y el suicidio asistido no se puede generalizar. Así como cada persona es única, cada situación que requiere eutanasia o suicidio asistido es única. La vida es algo muy valioso y este asunto es muy complejo y delicado. Pero invita a la reflexión, ¿verdad?  
    
  

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