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La tapa de siempre

La tapa de siempre
Violeta y el Camino de los 22 Arcanos

martes, 19 de septiembre de 2017

Cuando el arte invita a la reflexión: temas espirituales y existenciales en novelas y películas (6)

Mi nombre es Khan

   En esta superproducción de Bollywood (el Hollywood de la India) dirigida por Karan Johar, hay un mensaje humano y espiritual que conmueve dsde el inicio del film y sigue conmoviendo hasta que éste termina. Detrás de lo aparente, en una narración con un ritmo que no decae, donde se mezclan el amor, el drama desgarrante, el heroísmo y lo cotidiano, la película envía un mensaje tras otro, y todos nos tocan, porque son mensajes de la Verdad. 
   Ya en una de las escenas del principio, siendo el protagonista un niño, su madre le enseña que hay solo dos clases de personas en el mundo, más allá de sus diferencias de raza, cultura y religión: las personas buenas y las personas malas. Y el protagonista, el señor Khan (genialmente interpretado por el gran actor indio Shahrukh Khan), crece con estos valores y trata de honrarlos, a pesar de sufrir un raro síndrome autista que le impide expresar sus emociones y le confiere movimientos ridículos o torpeza en algunos asuntos, aunque por otro lado no impide que su inteligencia sea superior a la normal y su nivel de comprensión sea profundo. 
    Aunque lo más obvio y directo del film apunta a la discriminación contra los musulmanes en los Estados Unidos (a partir del atentado de las torres gemelas) y aunque el protagonista pasa gran parte de la cinta intentando ver al presidente de ese país para decirle que su nombre es Kahn -un apellido típicamente musulmán- pero que él no es un terrorista, la película va más allá. Su mensaje esencial  trasciende al drama de los musulmanes en América y señala el drama de todo ser humano víctima de la violencia y de los prejuicios de los demás, sean éstos individuos o gobiernos. 
   El sufrimiento de algunos de los personajes es consecuencia de la discriminación o de la violencia, por lo cual es un film claramente pacifista. Y el problema de la discriminación se repite a lo largo de la historia, incluso en formas ridículas, como cuando el señor Khan quiere asistir a un evento de beneficencia al que irá el presidente y la mujer que vende las entradas se lo impide porque es solamente para cristianos.   
   En realidad, el gran mensaje implícito en el film es que todos somos Uno, y que más allá del color de nuestra piel y del nombre de nuestras religiones, todos formamos parte de una misma humanidad. Y que solamente la solidaridad y el amor pueden salvarnos…
   

     


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