He conocido personas que deseaban comenzar
a escribir y no sabían como hacerlo. Estaba el impulso, pero no sabían por
donde comenzar, se sentían inseguros, y otras trabas semejantes. Por eso, aquí
van algunos consejos, que parten de mi propia experiencia.
Buscar orientación respecto
a lo formal
Yo quería escribir una novela, y para eso
recurrí a muchos libros que me orientaron en relación a lo formal. La trama y
la estructura, el narrador y los puntos de vista, los tiempos, los diferentes
aspectos de una narración (descripciones, diálogos, escenas, sumarios), los
personajes, todos asuntos que conciernen a la narración, así como también los
problemas de estilo, de gramática y sintaxis, en suma, lo que se refiere al uso
del lenguaje. Esas lecturas fueron el equivalente de un mapa, sin el cual nos
sentimos perdidos al incursionar en un territorio extraño y desconocido. Fueron
un mapa que me ubicó en el territorio y me permitió avanzar sin temores.
Saber que podemos hacerlo,
sentirnos seguros
Para esto, lo que recomiendo es participar
de algún taller literario. Cuando ya tenía la mitad de mi primera novela
escrita, participé de un taller literario.
Era un taller sin pretensiones que daba una poetisa desconocida en un
pequeño pueblo de provincias. Y sin embargo, me fue de gran ayuda. Confirmé
gracias a los intercambios que posibilita un taller, que podía hacerlo y que no
lo hacía mal.
Comenzar por escribir lo que
nos resulte más fácil
Si es nuestra primera novela y proyectamos
una obra compleja, ambientada en escenarios que desconocemos y que requiere de
mucha documentación, estamos poniendo las cosas difíciles de entrada. Lo ideal,
en mi humilde opinión, es partir desde
lo que ya conocemos. Experiencias vividas, escenarios habituales o transitados
en el pasado, personajes inspirados por personas que conocemos o hemos
conocido. Además de su autenticidad, partir de lo conocido es lo más fácil.
Incluso si escribimos ciencia ficción o fantasía, podemos recurrir a nuestra
experiencia para construir los personajes y las escenas. Los elementos míticos,
imaginarios, son más creíbles cuando están unidos a lo verdadero.
Hacerlo por el único placer
de hacerlo
Siento una enorme felicidad cuando escribo, y
más allá del esfuerzo y los resultados, el acto de escribir me basta. Y creo
que es importante sentirlo de ese modo. Son muy pocos, poquísimos, los que
alcanzan las metas que casi todos desean, como vivir de la literatura, ser
famosos best-sellers, etc., etc. Si bien es cierto que la autopublicación está
abriendo la posibilidad de que todos podamos publicar, el éxito no está
garantizado. Sigue siendo un largo camino, con mucho esfuerzo en otras áreas, y
todavía en pañales. Lo que ganan la mayoría de los escritores que se
autopublican es mínimo, y ni remotamente pueden vivir de eso, excepto unos
pocos que se cuentan con los dedos de la mano.
Por todo eso, si está en nosotros el impulso
por escribir, si está la llamada, es bueno seguirla, pero sin la intención de
conseguir otras cosas, más allá de que ellas puedan llegar o no, con el tiempo.
Porque si escribimos para conseguir otras cosas, y el acto mismo de escribir no
nos basta, estamos destinados a la frustración, al desaliento y finalmente al
abandono de esta hermosa actividad creativa, que cuando se encara
desinteresadamente se convierte en fuente de muchas alegrías.