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La tapa de siempre

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Violeta y el Camino de los 22 Arcanos

jueves, 2 de junio de 2016

Cuando el arte invita a la reflexión: una novela inolvidable


“El filo de la Navaja”  de William Somerset Maugham

   Habría que introducir a este autor, porque los más jóvenes no deben tener idea de quien fue. Se trata de un escritor inglés, muy leído durante la primera mitad del siglo XX, cuyas ficciones (obras de teatro, novelas y cuentos) tuvieron gran éxito en su época y se han llevado al cine muchas veces. Como otros grandes novelistas, partió de su experiencia vital para crear sus personajes y las tramas de sus historias, y en su franco realismo asoman más de una vez los temas metafísicos. Viajó mucho, sobre todo por Oriente, y tuvo una vida poco convencional. Los críticos no lo amaban, quizás porque no era lo suficientemente “literario”, pero sus historias son sinceras y transmiten autenticidad (lo que más me gusta en una historia),  y por eso el público sí lo amó. 
   Su novela “El filo de la navaja”,  que me impresionó profundamente en la adolescencia, aborda el tema de la búsqueda espiritual, aunque de un modo que imagino era el más adecuado para los lectores de esa época. Hoy en día, viajar a la India y pasar tiempo en uno o varios ashrams es algo bastante común, pero cuando Maugham escribió su novela era bastante raro y la India era un país remoto y desconocido.
   La historia está contada desde la perspectiva de un narrador testigo (el mismo Maugham) y por lo tanto con distancia, lo cual no le impide alcanzar profundidad. El protagonista, Larry, marcado por la primera guerra mundial en la cual participó, va abandonando su previsible vida burguesa y se instala inicialmente en París, donde vive un poco a la deriva, para viajar luego por otros sitios. Su búsqueda del sentido de la vida, que como suele suceder ha comenzado mediante la lectura de libros, es alentada providencialmente mediante encuentros significativos. Al conocer a un monje cristiano en Alemania, decide pasar un tiempo en un monasterio benedictino. Y después viaja a la India, donde tiene trascendentes experiencias. Finalmente vuelve a Occidente, pero convertido en una persona distinta, porque su búsqueda ha dado frutos.
   Hay historias paralelas en la novela, que se enlazan con la del protagonista, como las de dos mujeres con las cuales Larry se relaciona y otros personajes. Pero lo esencial, y lo que la convierte en una novela imborrable, es la historia del personaje central. 
   Hace relativamente poco, al leer la novela por segunda vez e investigar acerca de su autor, supe que Maugham había estado en la India y había pasado algún tiempo en el ashram de Sri Ramana Maharshi, en 1938.

  Y voy a confesar algo... Creo que las personas somos como semillas: nacemos con todas las potencialidades de lo que seremos y durante el transcurso de nuestra existencia nos limitamos a desplegarlas. Y esta novela es, en mi vida, una confirmación de eso. La primera vez que la leí estaba muy lejos aún de lo espiritual, y sin embargo la historia resonó en mí de un modo profundo y misterioso. Muchísimos años después, yo también comencé una búsqueda espiritual, viajé a otros países y pasé algún tiempo en la India. Y también, como W. S. Maugham, estuve en el ashram de Sri Ramana Maharshi. 

   Y ahora veamos algunas citas extraídas de la novela (de su versión original en inglés), que nos dan una pauta de cómo es en esencia. 
   ”Nada en el mundo es permanente, y somos tontos cuando queremos que algo dure, aunque somos más tontos aún en no disfrutar de esto mientras lo tenemos.”
   “Parecería que casi todas las personas que han tenido influencia en mí las conocí debido al azar. Sin embargo, mirando hacia atrás, siento que no podría no haberlas conocido.” 
   “Y entonces piensas en alguien que una hora atrás estaba lleno de vida y ahora yace muerto;  es todo tan cruel y sin sentido. Y es difícil no preguntarte qué es la vida y si hay algún sentido en ella, o si es todo un trágico error de un destino ciego.” 
   “Suelo pensar que hemos puesto nuestro ideal en cosas equivocadas; suelo pensar que el más grande ideal que un ser humano puede poner frente a sí es la autoperfección.”
  “Desearía que vieras cuán estimulante es la vida del espíritu y cuán rica en experiencia. Es ilimitada. ¡Es una vida tan feliz!”

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