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La tapa de siempre

La tapa de siempre
Violeta y el Camino de los 22 Arcanos

viernes, 11 de marzo de 2016

Cuando el arte invita a la reflexión. Temas espirituales y existenciales en novelas y películas (4)



El cine de un gran director sueco

  Ingmar Bergman fue uno de los más geniales creadores cinematográficos de toda la historia del cine y también el que más usó este arte para expresar temas espirituales y existenciales de gran profundidad.

  Muchas de sus películas son desgarradoras. Los personajes se debaten en la duda, el dolor, la angustia, la culpa, la soledad... Y la búsqueda de Dios es tan dolorosa como frustrante. En "Luz de Invierno" el tema central son las dudas de un sacerdote acerca de la existencia de Dios. Y aunque su mensaje aparente es Dios no existe o dudo de su existencia (por el mal en el mundo, etc.), esa película no es la obra de un ateo sino la de un creyente en crisis.  
   En "El Silencio" hay furia, dolor y odio en los personajes de las dos hermanas, que nos muestran una existencia sin sentido. La mayor, enferma, se autodestruye con tabaco y alcohol; la otra se sumerge en el olvido de los sentidos. Vemos incomunicación, sufrimiento, crueldad...  El personaje del niño es el único sano, hay dulzura e inocencia en él (como en todo niño) y parece deslizarse por el mundo de los adultos como un ángel que mira y trata de comprender. 
   En una película temprana, que no tiene traducción al castellano (Nara Livet, en sueco), y donde aparecen tres mujeres que están en un hospital a punto de parir o por problemas relacionados con el embarazo, el director muestra la ineludible garra del destino, esas fuerzas poderosas e incontrolables que tuercen nuestras vidas en direcciones inesperadas, a pesar de nuestros deseos, y que a veces son positivas y a veces todo lo contrario, siendo una dimensión de la vida que difícilmente podemos controlar.  
   En "Detrás de un vidrio oscuro",  la búsqueda desesperada de Dios está unida a la locura. Y Él finalmente se muestra, pero en la forma de una horrible araña. En "El Séptimo Sello", la pregunta repetida es por qué Dios parece ausente del mundo. 

  Sin embargo, en algunos de esos films y en otros más tardíos, Bergman encuentra salidas que tienen que ver con el amor. En "Fresas salvajes", una de sus películas más admirables, vemos a un anciano médico, quien al comprender que se acerca al final de su vida, la revisa y la juzga mediante recuerdos, sueños y fantasías. Hay culpa y dolor, pero también perdón y reconciliación. Y una dulce amargura ante lo inevitable. Es un film melancólico, pero profundamente humano. El anciano doctor no parece haber sido un buen padre o esposo. Pero sus pacientes lo aman y lo consideran un gran médico, que siempre los ayudó desinteresadamente. Y Bergman es explícito al plantear esa totalidad: somos luminosos y oscuros, buenos y malos.  
 En "La Fuente de la Doncella",  después de la violencia, el dolor y la venganza, hay un milagro que es como un mensaje de Dios, una afirmación de Dios, que renueva la fe. 
 El sufrimiento y la muerte, temas centrales en "Gritos y Susurros", van unidos a la compasión, el amor y la fe de uno de los personajes.  En "Face to Face" (un drama hecho para la televisión), junto a la crisis de la protagonista y a elementos de incomunicación y falta de amor, aparecen en algunos personajes el amor y la compasión como fuerzas sanadoras.

   Además de los temas metafísicos, a Bergman también le preocupaban mucho las relaciones entre los seres humanos, sobre todo aquellas más íntimas, como entre hermanos, padres e hijos, esposa y esposo. "Escenas de la vida conyugal", desgarradoramente sincera, es un retrato auténtico y profundo de lo que suele ocurrir en una pareja cuando ya no funciona bien. Y cuando toca esos temas, Bergman muestra los extremos de crueldad a que un ser humano puede llegar cuando se relaciona con los seres que le son más cercanos. Así ocurre en "El Silencio" y en "Gritos y Susurros". 

  En sus obras el espacio de la conciencia está presente, y Bergman recurre para expresarlo a sueños y recuerdos, a presagios y premoniciones. En "El Séptimo Sello" hay visiones y apariciones, y las escenas donde el caballero juega al ajedrez con la muerte han pasado a la historia del cine como escenas ejemplares. En "Fresas Salvajes", los sueños y recuerdos son una parte sustancial de la película. 
 En esa maravillosa película que es "Fanny y Alexander", una obra de su madurez, aparece la magia como poder de la mente sobre la realidad material. A diferencia de muchas de sus obras tempranas, esta película -quizás la más perfecta en sus medios expresivos y en su modalidad narrativa- es por momentos jubilosa, y hay en ella una continua referencia a los planos invisibles: fantasmas que se comunican con los vivos, fenómenos ocultos como la telepatía y otros elementos sobrenaturales de importancia. 

   También hay, en muchas de sus creaciones, reflexiones acerca del arte. En "Fanny y Alexander", un personaje discurre acerca del teatro, "ese pequeño mundo que puede ayudarnos a comprender o tolerar el mundo de afuera, el de todos los días." Y otro personaje afirma que "en la vida representamos un papel, a semejanza de lo que se hace en el teatro".

  La obra cinematográfica de Ingmar Bergman es, en su conjunto, el ejemplo más perfecto del arte usado para plantear los grandes temas inherentes a nuestra condición humana. Y eso, unido a la perfección expresiva de sus films, los convierten en obras de arte imperecederas. 

 Hay más sobre Bergman en el post "Por qué amábamos las películas de Ingmar Bergman, en el blog Vivencias de una Peregrina.

Nota: la mayoría de las películas mencionadas en este post pueden verse en        YouTube. 

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